Sumario:
CUADERNOS ECONÓMICOS DE ICE NÚMERO 70 • Diciembre 2005
SUMARIO:
Presentación: Nuevas perspectivas en Historia Económica Joan R. Rosés Las migraciones en masa, los mercados mundiales de capitales y las transiciones demográficas Jeffrey G. Williamson El crecimiento económico en la Unión Europea, 1830-2000 Albert Carreras y Xavier Tafunell Energía, economía y CO2: España 1850-2000 Maria del Mar Rubio Incentivos económicos y derechos de propiedad en la Castilla del siglo XVI Carlos Álvarez Nogal ¿Fue/Es la globalización causa de la desigualdad salarial? Concha Betrán y Mª Angeles Pons La integración de los mercados de trabajo en España, 1850-1930 Joan R. Rosés y Blanca Sánchez-Alonso Las migraciones interiores durante la modernización económica de España, 1860-1930 Javier Silvestre Rodríguez La reducción de los costes de transporte en España (1800-1936) Alfonso Herranz Loncán TRIBUNA DE ECONOMÍA Análisis de eficiencia y equidad de una reforma fiscal verde en España Xavier Labandeira, José M. Labeaga y Miguel Rodríguez
Presentación: Nuevas perspectivas en Historia Económica Joan R. Rosés Departamento de Historia Económica e Instituciones Universidad Carlos III de Madrid
La mayor revolución científica jamás experimentada por la historia económica fue provocada por la aparición de la denominada nueva historia económica o cliometría a finales de la década de 1950 en los Estados Unidos y algo más tarde en Gran Bretaña. Sus seguidores se distinguían del resto de historiadores económicos por la aplicación de la teoría económica, de técnicas estadísticas y econométricas al análisis del largo plazo. Además, hacían una exposición clara de sus hipótesis y las sometían a contrastes empíricos rigurosos. Los métodos cliométricos, que se convirtieron en un distintivo de esta corriente, derivaban de la economía, y no de la historia, e incluían la especificación de un modelo, la búsqueda de información en fuentes históricas y, finalmente, la contrastación del modelo con la evidencia empírica presentada, con el fin de ofrecer conclusiones basadas en un conjunto de supuestos cuidadosamente especificados. Por tanto, su principal rasgo distintivo era la combinación de la teoría económica con la evidencia histórica, tratando de satisfacer la vieja aspiración schumpeteriana de aproximar las tres ramas fundamentales de la economía (historia, teoría y estadística). La primera década de la nueva historia económica fue de gran exuberancia y sus resultados tuvieron gran impacto en las interpretaciones históricas. A la novedad intelectual que suponían, en el campo de la historia, los nuevos métodos y técnicas se unió la provocación explícita al cuestionarse, desde sus presupuestos metodológicos y desde la teoría económica, tesis que parecían firmemente establecidas. Además, la nueva corriente se benefició del enorme prestigio que gozaba la teoría económica positiva, con su énfasis en las estadísticas comparativas y la predicción de las variables económicas. También tuvieron estos historiadores la habilidad de escoger temas de investigación –como la eficiencia de la economía esclavista o las causas de la gran depresión– que despertaron el interés del gran público y del resto de economistas norteamericanos. Sin embargo, para los historiadores tradicionales, los «invasores» hablaban un lenguaje procedente de la economía difícilmente comprensible y vieron en el despliegue de modelos una desviación potencialmente peligrosa del correcto método histórico. El éxito inicial culminó a mediados de la década de 1970 cuando la nueva disciplina se volvió independiente de la historia económica tradicional y fue capaz de producir sus primeros manuales. El método se fue expandiendo internacionalmente y tuvo un impacto radical en la historia económica europea. Sin embargo, al mismo tiempo, experimentó su primera crisis importante. La crisis es tanto achacable a los mismos historiadores económicos como a la percepción que tenían de ellos el resto de sus colegas economistas. Así, muchos economistas comenzaban a encontrar la historia económica «poco útil». El énfasis de la teoría económica se había desplazado desde la teoría aplicada de los precios y el modelo clásico convencional de oferta y demanda –en los que se basaban la cliometría en boga en ese momento– hacia la teoría de los juegos y la teoría del equilibrio general. Además, se extendió la idea de que los parámetros del pasado son menos relevantes para los modelos del presente puesto que la realidad económica se encontraba sujeta a cambios rápidos e inesperados. La cliometría se transformó en su tercera década, desde 1985, para convertirse en una disciplina que explora y entiende «el presente a través del pasado» respondiendo con ello a los nuevos retos planteados por su crisis que empezó la década anterior. Los intereses del presente, y no los cánones de las investigaciones anteriores, se han convertido en su fuente de inspiración. La agresividad neoclásica de los primeros nuevos historiadores económicos ha dado lugar a una percepción menos «exclusivista» donde todos los enfoques son válidos mientras alcancen conclusiones interesantes a partir de métodos admisibles científicamente. Entre los temas que actualmente les interesan se encuentran el incremento de la desigualdad, los efectos de la globalización, la convergencia económica, las diferencias regionales, el papel de la mujer en el mercado de trabajo, la formación de capital humano, la eficacia de la política macroeconómica, el envejecimiento de la población, los efectos de los programas sociales, y el crecimiento del estado. Todos ellos son temas relevantes en política económica que tratan de despertar el interés de otros economistas y científicos sociales. La difusión de la nueva historia económica fuera del mundo académico anglosajón fue algo lenta; sirva de ejemplo el hecho que en Francia la «revolución cliométrica » data de mediados de la década de 1980. En España, en cambio, su influjo llegó relativamente pronto. Algunos de los miembros de la generación de historiadores económicos de finales del franquismo –como Nicolás Sánchez-Albornoz o Gabriel Tortella– publicaron notables trabajos cliométricos. Sin embargo, fue el libro La Nueva Historia Económica en España, editado por Pablo Martín Aceña y Leandro Prados de la Escosura en 1985, el que hizo las veces de manifiesto fundacional de la disciplina en España. Los objetivos de esta obra eran ambiciosos puesto que, como señalan sus editores, no sólo pretendían «realizar un primer balance de la penetración y difusión de las nuevas corrientes de la historiografía internacional en España» sino también «poner al alcance de los estudiantes de Historia un conjunto de ensayos que permitan comprobar la utilidad de los análisis económicos en el estudio de la Historia, y a los estudiantes de Economía relacionar los conceptos elementales de la Teoría Económica con el desarrollo económico a largo plazo». Dieciséis años después, en 2001, la Revista de Historia Económica dio a conocer una nueva generación de nuevos historiadores económicos con la publicación del monográfico «Los novísimos en la historia económica de España» editado por Francisco Comín y Blanca Sánchez-Alonso. A diferencia de la generación prece- dente, los novísimos ya han asumido «de forma natural» la comunión entre teoría económica, estadística y historia puesto que esta constituye, de hecho, la base metodológica de su análisis científico. Constituye un buen síntoma de la pujanza de ambas generaciones el que muchos de sus miembros publiquen sus trabajos en las mejores revistas nacionales e internacionales y que en la actualidad España se sitúe a la cabeza en la Europa continental (junto a Alemania, Italia y Francia) en publicaciones en revistas internacionales de Historia Económica. Sin embargo, como en el mundo académico anglosajón, los historiadores económicos españoles están buscando su lugar en el mundo de la economía ofreciendo una nueva historia económica que explore «el presente a través del pasado». Este número de Cuadernos Económicos de ICE ha tratado de reunir diversos artículos que ponen de manifiesto la capacidad de la (nueva) historia económica para influir en los debates del presente con reflexiones que parten de la experiencia histórica. Sin embargo, no constituye (como los dos precedentes anteriores) un manifiesto generacional y, por tanto, no trata de realizar una selección exhaustiva de autores. De hecho, en él se combinan ensayos de «jóvenes» y «maduros» de forma natural. El común denominador de todos los trabajos recogidos es su interés por explicar el presente a partir de lo sucedido en el pasado. Por ello, los interrogantes expuestos y las hipótesis contrastadas son todos relevantes para la comprensión de la actualidad. En el primer artículo del monográfico Jeffrey Williamson (Universidad de Harvard) explora el impacto de los shocks demográficos sobre las migraciones en masa y los mercados internacionales de capitales. También aborda como las transiciones demográficas influyen en el tamaño de las cohortes y como esos cambios en la distribución por edades de la población afectan, a su vez, al exceso de demanda de las regiones receptoras y el exceso de oferta de las regiones emisoras. Para ilustrar esos puntos el autor utiliza cuatro ejemplos, dos procedentes de la primera globalización que precedió al año 1914 y otros dos que se corresponden a la segunda época de globalización posterior a 1950. Albert Carreras y Xavier Tafunell (Universitat Pompeu Fabra) reconstruyen el crecimiento de la Unión Europea entre el año 1830 y el año 2000 en el segundo ensayo que compone el número. Sus datos permiten situar el inicio del crecimiento europeo en una fecha tan temprana como la década de 1830. Este crecimiento se desarrolla a lo largo de cuatro grandes fases: una primera que discurre entre 1830 y 1913 de crecimiento moderado, una segunda de crisis que corresponde al período de entreguerras con sus tres grandes shocks externos (las dos guerras mundiales y la crisis de 1929), la Edad Dorada del crecimiento europeo que discurre entre 1950 y 1973 con sus espectaculares tasas de crecimiento, y la edad contemporánea caracterizada por la crisis de 1973 y la regresión a las tasas de crecimiento del período 1880-1913. Mar Rubio (Universitat Pompeu Fabra) investiga en su artículo la relación entre economía, energía y CO2 a largo plazo incluyendo en su análisis todas las formas de energía que han sido útiles al hombre en los procesos de producción de bienes y servicios. Es decir, no sólo tiene en cuenta las fuentes de energía inorgánicas sino tam- bién aquellas de carácter orgánico (fuerza humana, fuerza animal, leña y fuerza hidráulica directa). La inclusión de las energías orgánicas tiene un impacto crucial en las conclusiones que se derivan de la relación entre economía y energía en el largo plazo. Así, contradiciendo los estudios a corto plazo, se puede observar que España ha conseguido aumentar la producción económica cada vez con menores requerimientos de consumo energético por unidad de producto. Carlos Álvarez Nogal (Universidad Carlos III) aplica, en el cuarto artículo, la nueva economía institucional al análisis del problema de la privatización de los baldíos en la Castilla del siglo XVI demostrando la importancia de la correcta definición de los derechos de propiedad para el crecimiento económico. Contradiciendo la visión expuesta por los arbitristas de la época, el autor señala que la venta de los baldíos por parte de la Corona no fue la principal causa de la crisis de la agricultura castellana a finales del siglo XVI. En el siguiente ensayo, Concha Betrán y María Ángeles Pons (Universitat de València) consideran la evolución de la desigualdad salarial entre 1870 y 1930, período durante el que confluyó el proceso de globalización con importantes cambios tecnológicos. Las autoras concluyen que el factor determinante del incremento de la desigualdad salarial no fue la internacionalización de la economía sino otros factores como el progreso tecnológico, la educación y las instituciones del mercado de trabajo. En la siguiente contribución, Joan R. Rosés y Blanca Sánchez-Alonso (Universidad San Pablo-CEU) utilizan salarios reales para analizar la integración de los mercados de trabajo españoles entre 1850 y 1930. Su estudio muestra que una sustancial convergencia salarial se habría producido entre 1850 y 1914 con bajas tasas de migraciones internas. El shock que implicó la Primera Guerra Mundial, y el subsiguiente retroceso de la globalización, parece irrumpir en este mercado integrado provocando un espectacular incremento de las diferencias salariales entre las regiones y provincias. Sin embargo, la convergencia de los salarios reales entre las provincias españolas reaparece vigorosamente en la década de 1920 aunque esta vez acompañada de un intenso proceso migratorio. Javier Silvestre (Universidad de Zaragoza), en el séptimo artículo del número, analiza las migraciones interiores que tuvieron lugar durante la modernización económica de España, aproximadamente desde mediados del siglo XIX hasta la guerra civil considerando la evolución de las tasas migratorias, la distribución espacial de los emigrantes, las causas y los efectos de los movimientos migratorios. Alfonso Herranz Loncán (Universitat de Barcelona) describe las mejoras que tuvieron lugar en el sistema español de transportes entre 1800 y 1936. En el texto se indica cómo, a pesar de los esfuerzos inversores realizados entre 1840 y 1855, el proceso de reducción de costes de transporte sólo empezó a avanzar de forma decidida a partir de 1855. En las tres décadas que transcurrieron entre esa fecha y la gran depresión finisecular se produjo la que probablemente fue la mayor caída de costes de transporte del periodo, gracias a la sustitución de los medios de transportes tradicionales por el ferrocarril en las rutas principales del país, y gracias también a la gradual reducción del precio del transporte ferroviario. Desearía finalizar esta presentación agradeciendo a Sergi Jiménez, director de Cuadernos Económicos de ICE, por la confianza que depositó en mí, y a María Jesús Liceranzu por su excelente tarea editorial. Queda a los lectores juzgar el resultado de nuestro esfuerzo pero no deberían olvidar que éste no es sino uno entre varios de los posibles monográficos que se podrían preparar sobre las nuevas tendencias en historia económica. |